sábado, 28 de mayo de 2011

La belleza de las cosas simples y la adivinación








Leí en un libro: Conserve en su corazón esta única regla, y todo lo demás llegará por añadidura, ..." alégrese de la existencia y de lo que la hace posible".


En la actualidad con tanta tecnología, agitación, estrés...etc, olvidamos muchas veces el placer de de caminar por la arena de una playa al atardecer, el respirar el aire puro de la montaña, las flores, las conchas marinas, pájaros, colores, sonidos, las risas contagiosas... No nos detenemos a admirar lo realmente bello mientras la vida moderna se nos echa encima.


La adivinación es una herramienta limpia y transparente, que sólo requiere del respeto y humildad de las personas que la utilicen para mostrar sus poderosas armas. Podrá ser su confidente y consejero inigualable. Es compleja e inabarcable y siempre al alcance de todos. También sus cartas del tarot se beneficiarán por la belleza de lo simple y natural. Lleve un día sus cartas consigo a la montaña o mientras pasea por la playa, siempre mejor al atardecer y cuidando que no se mojen para que no se estropeen. Mejor si a su alrededor no hay personas, siéntese encima de un paño de color entero y de fibra natural y contemple la naturaleza tranquilo y relajado mientras observa en sus manos sus cartas del tarot o simplemente las coloca en medio de las dos manos formando una concha cerrada.






lunes, 2 de mayo de 2011

Mi primera tirada




Es bueno y agradable recordar, sobre todo, todo aquello que nos ocurre y nos marca de forma positiva. Recuerdo "mi primera lectura del tarot". Llevaba unos días leyendo un libro pequeño que había encontrado junto a las cartas del tarot en casa de la pareja de mi madre. Las explicaciones me parecían extensas y no me animaban mucho a seguir, ciertamente se me hacía un poco denso. Y muchas veces me desesperé un poco. Prefería pensar que era un libro para personas con muchos más conocimientos que los míos, personas con cierta experiencia y no para principiante como yo y así apaciguar mi frustración. La verdad que después de cerrar varias veces el libro sin entender demasiado, decidí aprovechar mi primera oportunidad de leer las cartas. Sin haber llegado ni a la mitad del libro y sin tener ninguna experiencia en el tema, me ofrecí de intrépida. Sentía un impulso natural de interpretar las cartas, así que aproveché a mi primer consultante, tampoco me confié ni relajé, pero me permití ciertos aportes. Y supongo que fui inmadura o no, ya eso no lo sé, espero que alguien pueda decirme algún día. Porque desde luego no seguí ninguna de las normas del tarot (las cartas eran usadas, no sabía ningún tipo de tirada de cartas ni siquiera sabía la interpretación de cada una de las cartas...actué por total y completa intuición y con un respeto infinito eso sí). Preparé la mesa, me vestí cómodamente, me relajé al máximo e invoqué al Universo y a todo lo que me pareció, con total y absoluto respeto y humildad comencé a barajar las cartas y a ponerlas sobre la mesa. Evidentemente, no estaba preparada, pero mi impulso me decía que debía hacerlo. Repartí las cartas y guiándome por las definiciones del libro fui interpretando poco a poco, hasta que cerré nuevamente el libro y pude decirle muchas cosas a mi familiar, que ante mis ojos asentía con la cabeza y quedó tan atónito, como yo. Entonces, salí con la total convicción que algo existía porque la seguridad con la que había hablado y dicho ciertas cosas que no sabía no podía ser una simple coincidencia. Me di total cuenta que sólo me habían dejado ver un trocito ínfimo de la película y que si la quería ver completa, tenía que prepararme, leer, informarme, pero sobre todo sentir lo que hacía. La sensación que más recuerdo porque es la que aún hoy me visita cada vez que consulto: fue como si en tu mente aparecieran de golpe pasajes que debes explicarlos con palabras (no digo que vea espíritus porque no es cierto, al menos no en mi caso, cada persona tiene su propia manera de sentir la información que te llega), pero sólo se mete como un pensamiento intermitente que solo desaparece a la vez que lo dices, en imágenes o hasta en una voz interior. El conocimiento sólo no lo es todo como tampoco lo es todo el don o la gracia que pueda tener una persona, hay que unir ambas cosas. Y eso es un camino largo, en el que cada día se aprende y un camino muy gratificante porque el poder ayudar a otras personas es algo que me hace sentir muy bien. Aunque tampoco quiero decir que todo sea color de rosas porque no solamente damos buenas noticias y hay que estar preparado para poder ayudar, pues en muchísimas ocasiones la ayuda psicológica es mas importante que cualquier otra y el intérprete ha de ser una persona que escuche, que transmita confianza y pueda tranquilizar y nunca alterar al consultante.